El mayor beneficio de la escuela de Padres es que su realización implica un bajo costo y mínima infraestructura, en contraste con su significativa acción multiplicadora.
Un elemento a trabajar en una Escuela de Padres es “la autoridad”. Indispensable para discriminar el lugar de cada uno y posibilitar el crecimiento autónomo. El ejercicio de la autoridad se articula entre un autoritarismo, heredado de otras generaciones a un “dejar hacer” ya muy cuestionado, pasando por “eso es normal”. La forma de funcionar de las familias se concreta en grados de malestar que, en ocasiones, implica agobio, peso, que se manifiesta en el desgaste de esa forma de funcionar y un deterioro en las relaciones de cada uno de sus miembros.
Para poder entender esa forma de funcionar del grupo familiar, desgranamos algunas de las causas implícitas. La familia se analiza habitualmente desde una concepción idealista, que choca con la realidad. Esta concepción desde la que se presenta tanto la función de la familia, como los papeles asignados a cada uno de sus miembros responde a valores absolutos, “de todo o nada”. Se muestra un modelo de “familia ideal” que es ineficaz.
Si nos imbuimos en una ilusión de “familia ideal” se recurre a la necesidad de recetas a medida, “y eso cómo se hace”, para encontrar una forma de hacer que es supuestamente la adecuada. También se recurre a la tan indefensa alternativa de callar, guardar la imagen, encorsetar los papeles de los miembros. Formas de funcionar esperadas por los otros, carentes de sentido para uno mismo. Ello nos sitúa en la dificultad para encontrar alternativas.
La familia como grupo primario, es un lugar de recreación y concreción de un modelo desde un punto de vista ideológico. Conscientes de ello, las ideologías moldearán la elección de un proyecto vital acorde con los múltiples modelos familiares que en la actualidad ocupan nuestra sociedad.
Por ello para abordar los temas, como el que hoy nos ocupa: la autoridad, tratamos con indicadores comunes al proceso del funcionamiento grupal. Ponemos el foco en la familia como grupo. Desde este espacio de reflexión se ofrece un lugar para que las familias construyan sus propias recetas, a través de una mirada amplia de los elementos objeto de reflexión. Creándose así un lugar donde encontrar alternativas, que den respuesta a sus propias necesidades.